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Tomate cherry

El tomate cherry, de origen mexicano, es más pequeño y necesita una temperatura de conservación más fría que el tomate común. Es ovalado y muy aromático.
94,5%
Agua
78
Macronutrientes carbohidratos 78.27%
/18
Macronutrientes proteinas 17.71%
/04
Macronutrientes grasas 4.02%
Ω-6 (LA, 0.1g)
Ácidos grasos omega-5 como el ácido linolénico (LA)
 : Ω-3 (ALA, <0.1g)
Ácidos grasos omega-3 como el ácido alfa-linolénico (ALA)
 = 0:0

La proporción de ácidos grasos omega-6 y omega-3 no debería superar el  5:1. Enlace al texto explicativo.

Los valores no son significativos.
Tablas de nutrientes

El tomate cherry se puede cultivar en el huerto o en una maceta. La cosecha es más temprana y también más abundante que la del tomate común. Los tomates cherry se utilizan en diversas recetas.

Información general:

Traducción del artículo de «en.wikipedia.org/wiki/ Cherry_tomato»: «Los tomates cherry (o tomates cereza) son unos tomates redondos que se pueden encontrar salvajes o cultivados. Su tamaño habitual se encuentra entre los dos y los cinco centímetros. Pueden ser rojos, amarillos, verdes o negros.

El origen de los tomates cherry se encuentra en México (en el siglo XV, aproximadamente). En Europa ya se conocían en el siglo XVI, mientras que a Estados Unidos no llegaron hasta el siglo XX».

Composición:

Del artículo de «es.wikipedia.org/wiki/ Solanum_lycopersicum»: «El tomate es un alimento con escasa cantidad de calorías. De hecho, 100 gramos de tomate aportan solamente 18 kcal. La mayor parte de su peso es agua y el segundo constituyente en importancia son los hidratos de carbono. El tomate es una fuente importante de ciertos minerales (como el potasio y el magnesio). De su contenido en vitaminas destacan la B1, B2, B5 y la C. Presenta también carotenoides como el licopeno (pigmento que da el color rojo característico al tomate). La vitamina C y el licopeno son antioxidantes con una función protectora del organismo humano».

Piel: «La piel del tomate está compuesta por hidrocarburos (alcanos superiores, tales como el n-nonacosano, el n-triacontano y el n-hentriacontano), áciso grasos (palmítico, esteárico, oleico, linoleico y alfa-linoleico), así como triterpenos (alfa y beta-amirina) y esterina (beta-sitosterol, estigmasterol). Además, la piel del tomate contiene muchas sustancias activas (flavonoides) *».

Licopeno y color rojo:

«El licopeno es el carotinoide responsable del color rojo del tomate, que también aparece en su nombre científico “Solanum lycopersicum“. Los tomates maduros contienen entre cuatro y cinco miligramos y medio de licopeno por cada cien gramos. El licopeno es un carotinoide que tiene propiedades antioxidantes y que fortalece el sistema inmunitario. Además, se cree que reduce el riesgo de padecer determinados tipos de cáncer. El valor energético del tomate, con una aportación de 75 kJ por cada 100 gramos, es relativamente bajo *».

Partes que deben retirarse:

«A pesar de que el tomate es un alimento, la base del tallo y las partes verdes del fruto son ricas en tomatidina (que se corresponde con la solanina de las patatas), y son tóxicas. El consumo de las partes verdes o del fruto cuando todavía no está maduro puede dar lugar a náuseas y vómitos. Por ello, algunas fuentes recomiendan retirar las partes verdes y la base del tallo durante la preparación del plato *».

Usos culinarios:

El tomate cherry ofrece un sinfín de posibilidades. Cuando está crudo, se utiliza en la elaboración de distintos tipos de ensaladas, mientras que cocinado suele añadirse como guarnición o incluirse en salsas, sopas o zumos.

Conservación del tomate:

«Para una conservación óptima de esta fruta se recomienda una temperatura ambiente entre los 13 y los 18 ºC con una humedad relativa del aire de entre el 80 y el 95 %. Al contrario que las verduras de hoja, el tomate se conserva bien hasta 14 días, en los que apenas pierde componentes importantes. Tanto consumidores como vendedores y cadenas de supermercado conservan, de forma errónea, los tomates en cámaras frigoríficas o neveras, donde pierden buena parte de su sabor, además de textura y conservación.

Si tarda demasiado en consumirse, la piel del tomate se vuelve más fina y arrugada, la pulpa se concentra y, en general, el fruto resulta muy blando al tacto. Sin embargo, esto no significa que el tomate ya no se pueda comer o se haya puesto malo.

Siempre que sea posible, el tomate debe conservarse separado de otras frutas y verduras, ya que mientras está almacenado libera etileno, un gas que acelera el metabolismo de las frutas y verduras que se encuentren cerca, hace que maduren más rápido y que se echen a perder antes *».

Nota: * = Traducción del artículo de Wikipedia en alemán.

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