Del artículo de Wikipedia en español: «La espinaca (Spinacia oleracea) es una planta anual, de la familia de las amarantáceas, subfamilia quenopodioideas, cultivada como verdura por sus hojas comestibles, grandes y de color verde muy oscuro. Su cultivo se realiza durante todo el año y se puede consumir fresca, cocida o frita. En la actualidad es una de las verduras que más habitualmente se encuentra congelada».
Espinacas crudas y ácido oxálico:
Las espinacas crudas contienen ácido oxálico, aunque la cantidad depende, entre otras cosas, de la edad de las hojas. Las hojas más tiernas contienen menos oxalato. El ácido oxálico, que se descompone en monóxido de carbono y dióxido de carbono al calentarse por encima de los 150 º grados centígrados en agua, puede ser peligroso para la salud. Esto sucede debido a que forma ciertos minerales como el calcio en forma de complejos poco solubles, que complica su absorción intestinal. Además, el ácido oxálico daña el esmalte dental y contribuye, en grandes cantidades, a la formación de cálculos renales. A pesar de todo ello, el consumo de alimentos ricos en ácido oxálico con moderación no representa ningún riesgo para la salud. Como comparación: la dósis letal de oxalato por vía oral es, según Wikipedia, de 600 mg por cada kilo de peso corporal. Esto equivale a unos 4,5 kg de espinacas crudas para una persona que pese 60 kg.
Historia:
«Fue cultivada por primera vez en Persia y de ahí deriva su nombre: اسفناج Esfenaj. Los árabes la introdujeron en España hacia el siglo XI. En los siglos XII y XIII, el escritor y agrónomo Ibn al-Awwam la consideró «la mejor de las hortalizas». San Alberto Magno hizo referencia a sus semillas en el siglo XIII.1 Su cultivo se extendió por toda Europa alrededor del s. XV».
Variedades:
«Existen variedades de invierno y verano, así como la llamada espinaca de Nueva Zelanda (Tetragonia tetragonioides), que aunque no pertenece al mismo género ni familia, también se cultiva en algunos lugares como verdura debido a su similar sabor y textura».
Composición:
«Un mito muy extendido sobre las espinacas es que son muy ricas en hierro. De hecho, se hizo una serie para fomentar su consumo. En ella Popeye consumía una lata de espinacas que le daba una fuerza sobrenatural.
El origen de esta equivocación está en un error del científico E. Von Wolf (1870), que multiplicó por 10 la cantidad de hierro al errar en la colocación de una coma. Hoy día se sabe que en general las otras plantas comestibles contienen niveles de hierro similares o incluso superiores a la espinaca, como es el perejil, semillas de sésamo, acelgas, berza, col, y en general la mayoría de verduras de hoja verde oscura.
De hecho, el hierro de la espinaca no se absorbe bien porque la espinaca tiene mucho ácido oxálico y éste hace insoluble al hierro.
De todos modos, aunque tengan poco hierro (los garbanzos y las lentejas tienen más) y éste no sea fácilmente asimilable, las espinacas siguen siendo un alimento muy aconsejable. Es rica en vitaminas A y E, yodo y varios antioxidantes. Por su relativamente elevado contenido en ácido oxálico, debe consumirse con moderación».
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