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La mejor perspectiva para su salud

Reseña del libro "El Estudio de China" de T. Colin Campbell

El Estudio de China muestra asombrosamente qué podemos mejorar en la alimentación habitual para evitar las enfermedades de la civilización. Un libro importante.

Reseña del libro "El Estudio de China", Campbell, comer menos proteína animal previene enfermedades© CC-by 2.0, Compilation Catalina Sparleanu, PhD, Fundación Salud y Alimentación Suiza

Conclusión

Tras la “revelación”, Saulo de Tarso se convirtió en Pablo de Tarso y su pensamiento y su comportamiento se transformaron... Las pruebas contundentes que nos presentan una serie de reconocidos investigadores concluyen lo siguiente: el consumo de menos proteína de origen animal es el paso más importante para evitar las enfermedades de la civilización que se conocen. Hasta cierto punto, la alimentación también posibilita la curación.

Dado que las industrias de la alimentación y farmacéutica disponen de medios prácticamente ilimitados, e imposibilitan así de forma activa los cambios hacia una alimentación saludable, sólo se puede creer en estas afirmaciones a través de las pruebas facilitadas. La interdependencia entre economía, política, medios de comunicación y sanidad es demasiado elevada. Un buen cuento puede contarse siempre, pero la verdad precisa sensibilidad y capacidad intelectual.

1. Resumen

El autor nos describe de forma convincente cómo confiaba de niño y de joven en las proteínas de origen animal. Su tesis doctoral también apuntaba en dicha dirección. Deseaba ayudar a la humanidad a mejorar su salud abogando por un mayor consumo de carne, leche y huevos. Con esta idea trabajó varios años en Filipinas.

Durante diez años, el objetivo principal de su trabajo consistió en garantizar a través de centros educativos de autoayuda que los niños ingirieran la mayor cantidad posible de proteína de origen animal. No obstante, descubrió que ¡los niños cuyas dietas tenían la mayor cantidad de proteínas eran los que más posibilidades tenían de contraer cáncer de hígado!.

Más tarde, tuvo conocimiento de unos ensayos realizados en la India sobre grupos de ratas que mostraban resultados similares, y que no fueron considerados creíbles. Los experimentos de su propio equipo con ratones transgénicos llegaron a idénticos resultados: no son los genes los que determinan si una persona será víctima de uno de los diez motivos principales que conducen a la muerte, sino lo que come.

Opciones sanas y no saludables para cuando estás en movimiento© CC-by 2.0, Fundación Salud y Alimentación Suiza, Fundación Salud y Alimentación Suiza

Esta fue su experiencia clave:

Los resultados de los ensayos que realizó con su equipo durante 27 años, financiados por las instituciones nacionales más reputadas, fueron comprobados una segunda vez por parte de una serie de prestigiosas publicaciones científicas.

Para los investigadores resultó impactante comprobar que una dieta baja en proteínas inhibía el desarrollo del cáncer producido por la aflatoxina. Esta misma dieta reducía también el crecimiento de un cáncer ya existente.

No todas las proteínas favorecían la aparición del cáncer, pero la caseína, que representa hasta el 87 % de las proteínas de la leche de vaca, fomentaba todas las etapas del proceso cancerígeno. Las plantas, en cambio, proporcionaban proteínas no peligrosas.

Cuatro décadas de investigación biomédica, incluidos los hallazgos de un programa de laboratorio de larga duración, demuestran a través de impactantes resultados que comer adecuadamente puede salvarte la vida ­-escribe Campbell en consecuencia- y enumera los siguientes beneficios:

  • El cambio de dieta puede conseguir que los pacientes diabéticos abandonen su medicación.
  • Las enfermedades coronarias pueden revertirse mediante meros cambios en la dieta.
  • El cáncer de mama se relaciona con los niveles de hormonas femeninas en la sangre, determinadas por los alimentos ingeridos.
  • Consumir productos lácteos puede aumentar el riesgo de cáncer de próstata.
  • Los antioxidantes presentes en frutas y hortalizas promueven un mejor rendimiento mental en la vejez.
  • Los cálculos en los riñones se pueden prevenir mediante una dieta sana. La diabetes tipo 1, una de las enfermedades más devastadoras que puede sufrir un niño, está vinculada a los hábitos alimentarios infantiles.

Esta forma de pensar surgió tras la realización de un estudio global con 6'500 habitantes de un gran número de provincias en la China rural. Se trata de un estudio en el que tomaron parte dos universidades norteamericanas y una china bajo la dirección del autor de este libro el Estudio de China (The China Study Español. El libro de China no es un PDF).

Finalmente, Campbell menciona en su introducción que los límites entre política, gobierno, industria de la alimentación, empresas farmacéuticas, ciencia y medicina se han difuminado a lo largo del tiempo. Los perdedores son la justicia y la salud. Y como no se reconoce, resulta más peligroso que la corrupción.

El resultado es una ingente cantidad de información errónea por la cual el consumidor promedio estadounidense paga dos veces. En primer lugar, contribuyen a que las investigaciones se lleven a cabo mediante el dinero de sus impuestos y, en segundo lugar, pagan cuidados sanitarios para tratarse de enfermedades que se hubieran podido prevenir.

Comentarios, prefacio y prólogo

Observaciones personales

Todo esto resulta tan opuesto a las informaciones que recibimos de la industria de la alimentación, del gobierno, de la medicina, etc. que sólo puede aceptarse si ya se había identificado antes, o si se lee realmente el libro con las impactantes pruebas de los estudios realizados por tantos y tan renombrados científicos.

La introducción del libro abarca 10 páginas y resulta interesante por algunas de sus declaraciones, como: Sin embargo, lo científico ha quedado enterrado debajo de un montón de información irrelevante, e incluso perniciosa –ciencia basura, dietas de moda y propaganda de la industria alimentaria.

Los conocimientos que se presentan también son muy extensos

Sin embargo, la mayor parte de las personas come de forma no saludable, y esto se traduce en una elevada cifra de enfermedades de la civilización, que normalmente surgen al cabo de varias décadas al igual que sucede con el tabaquismo.

Este libro, en cambio, se dirige al “consumidor occidental normal”, que probablemente crea que se alimenta de un modo saludable.

El peligro reside en que no percibimos el empeoramiento de nuestro estado de salud porque este se produce lentamente a lo largo de decenas de años. Por añadidura, nos orientamos según las consideraciones del resto de la sociedad que determinan lo que es adecuado y sano. Y así consideramos las enfermedades de la civilización como algo normal.

Calorías en alimentos de la población mundial, compárese 1961 - 2001© CC-0 1.0, Wikipedia, Wikipedia

2. Reseña

Campbell indica que ha formado parte del sistema durante casi 50 años al más alto nivel (después de todo) y describe por qué nos hallamos en la situación actual. Enumera 14 puntos importantes, entre ellos:

  • Que las sustancias químicas sintéticas presentes en el medio ambiente y en los alimentos no son las causas principales del cáncer.
  • Que los genes no son decisivos a la hora de determinar si se fallecerá por alguna de las diez enfermedades más frecuentes.
  • Que depositamos la esperanza en fármacos altamente efectivos (no siempre remedios que curan) y olvidamos las soluciones eficaces.
  • Que el control obsesivo de la ingesta de nutrientes, p. ej., los ácidos omega 3, no conducen a una buena salud.
  • Los suplementos vitamínicos y de nutrientes no ofrecen protección a largo plazo contra las enfermedades.
  • Los fármacos y la cirugía no curan las enfermedades que matan a la mayoría de los americanos.
  • Probablemente tu médico desconoce lo que debes hacer para estar lo más sano posible”. (P. 2).

Cuatro décadas de investigación biomédica y los hallazgos de programas de laboratorio implementados durante largos años demuestran con resultados sorprendentes que una alimentación adecuada puede salvarte la vida –escribe Campbell y continúa:

El cambio en la dieta puede conseguir que los pacientes diabéticos abandonen su medicación. Las enfermedades coronarias pueden revertirse mediante meros cambios en la dieta. El cáncer de mama se relaciona con los niveles de hormonas femeninas en la sangre, determinadas por los alimentos ingeridos.

Consumir productos lácteos puede aumentar el riesgo de cáncer de próstata. Los antioxidantes presentes en frutas y hortalizas promueven un mejor rendimiento mental en la vejez. Los cálculos en los riñones se pueden prevenir mediante una dieta sana. La diabetes tipo 1, una de las enfermedades más devastadoras que puede sufrir un niño, está vinculada a los hábitos alimentarios infantiles. (P. 3).

Una buena dieta es el arma más poderosa para combatir las enfermedades

Vacas en una gadaneria intensiva, carrusel de ordeño, procesamiento posterior© CC-by 2.0, Fundación Salud y Alimentación Suiza, Wikipedia - Elmist, Gunnar Richter, Mattinbgn

Transformación personal

Los resultados de sus posteriores ensayos durante 27 años, financiados por importantes instituciones norteamericanas, fueron revisados una segunda vez antes de aparecer en algunas de las mejores publicaciones académicas.

Lo que descubrió fue impactante para la comunidad científica: una dieta baja en proteínas inhibía el desarrollo del cáncer cuando se administraba aflatoxina. Además, una vez iniciada la enfermedad, conseguía bloquear notablemente su evolución.

Determinadas proteínas no fomentaban el cáncer, pero la caseína, que supone el 87 % de las proteínas de la leche de vaca, favorecía todas las fases del proceso cancerígeno. Las proteínas seguras eran las vegetales.

Redaction comment

De nuevo puedo constatar estos descubrimientos a partir de mi propia experiencia y de la de otras personas. Me pronosticaron una esperanza de vida, en el año 1978, de 2,6 años. Para un plazo tan breve no deseaba someterme a operaciones quirúrgicas ni tampoco a una quimioterapia, sino intentar una posibilidad diferente mediante un cambio total en mi estilo de vida.

La justicia y la salud se quedan en la estacada

El Estudio de China

En realidad son las 46 páginas del capítulo “Lecciones de China” las que corresponden a lo que se conoce como "El Estudio de China". En las páginas anteriores, obtenemos información interesante sobre cómo Campbell llego a transformarse, haciendo referencia a un símil bíblico, de Saulo en Pablo, un cambio tan radical que pocas personas son capaces de realizar. El resto de esta primera parte se centra en los descubrimientos de "El Estudio de China" y los motivos por los que aún no se ha llegado a un cambio de hábitos en la práctica.

2.1. Los problemas que afrontamos, las soluciones que necesitamos (p. 13)

Campbell ilustra a través de varios gráficos que un hombre tiene un 47 % de probabilidades de desarrollar cáncer y una mujer un 38 %. El índice de mortalidad por este motivo se incrementó, en lugar de disminuir, entre los años 1972 y 1992, y cabe destacar un aumento del número de obesos (IMC=>30), entre 1976 y 1999, en más del doble. Sólo el coste económico anual de la diabetes se cifra en aproximadamente unos 100'000 millones de dólares. Asimismo señala que los recientes descubrimientos confirman que la enfermedad cardíaca se puede prevenir e incluso revertir mediante una dieta sana. (P. 17).

Paralelamente, los costes de la asistencia sanitaria se disparan. En los Estados Unidos alcanzaron más de un billón de dólares en el año 1997, es decir, 1'000'000 de millones de dólares ó 3'912$ per cápita. Esta cifra representaba más del doble del gasto sanitario de Japón (1.760$ per cápita), el país con mayor esperanza de vida, exceptuando países pequeños como Mónaco. En el caso de Alemania, el gasto ascendía a 2'364$ por persona.

Comparando con los datos de la OCDE del año 2009, los gastos sanitarios (enlace en alemán) per cápita ascendieron en los EE.UU. a 7'290$, en Alemania a 3'588$, en Austria a 3'763$ y en Suiza a 4'417$.

Los costes también se incrementaron considerablemente en relación con el Producto Nacional Bruto (PNB) y alcanzaron un 16 %, en el año 2009, en los EE.UU. Precisamente es en este país en donde se prevé que continúen creciendo más rápidamente.

Ataque cardíaco y dieta Atkins
La primera moda de promesas para perder peso de los años 1970

T. Colin Campbell resalta lo siguiente: Para demostrar que merece la pena llevar una dieta vegetariana, no me basé en ideas preconcebidas, filosóficas o cualquier otra clase de ideas. Al contrario, comencé en el extremo opuesto del espectro: como un individuo criado en una granja lechera al que le encantaba comer carne, en mi vida personal, y como un científico que trabajaba para instituciones oficiales en mi vida profesional. Y cuando enseñaba bioquímica nutricional a alumnos que aspiraban a ser médicos, solía lamentarme de las opiniones de los vegetarianos. (P. 24).

Autoevaluación, peso ideal en el futuro, IMC> 30 - cuota por país en 2006© CC-by 2.0, Fundación Salud y Alimentación Suiza, Wikipedia

Campbell explica que las conclusiones de dichos estudios se enfrentan a una oposición evidente. Dado que la mayoría de los médicos no cuenta con los suficientes conocimientos en este ámbito, les resulta difícil o imposible aceptarlas, a pesar de que

existe actualmente una clara evidencia de que los problemas cardíacos, ciertos tipos de cáncer relativamente avanzados, la diabetes y algunas enfermedades degenerativas se pueden revertir mediante la dieta.

Yo también suelo escuchar una y otra vez en boca de los médicos o de personas enfermas que una determinada enfermedad se debe a la genética. Es evidente que la predisposición genética desempeña un papel decisivo, pero también es cierto que: Sabemos ahora que podemos evitar las enfermedades “genéticas” aunque tengamos el gen (o los genes) responsable(s) de ellas. (P. 26).

Deportistas de talla mundial

2.2. Una casa de proteínas (p. 29)

Desde que, en 1839, el químico holandés Gerardus Johannes Mulder (enlace en inglés) descubriera que la proteína contiene nitrógeno, esta ha ocupado el lugar del más sagrado de los nutrientes. La palabra “proteios” significa también “prominente”. En el siglo XIX, la proteína se consideraba como un sinónimo de carne o de alimentos de origen animal. Este mito perdura aún, inclusive entre los médicos.

El fisiólogo alemán Carl von Voit (1831-1908) (enlace en inglés) descubrió que los seres humanos sólo necesitaban 48,5 g de proteínas al día, pero recomendó una ingesta de 118 g. Pensaba que demasiado de algo bueno nunca podía ser excesivo. ¡Qué manera de negar por ignorancia las leyes más básicas de la naturaleza!

El mito de las proteínas

Como es lógico, los occidentales trataron de ayudar a las personas hambrientas de los denominados países en vías de desarrollo fomentando su consumo de proteínas. El autor nos relata cómo el profesor Charlie Engel (1912-2007; su nombre real era Ruben W. Engel; ambos enlaces en inglés), que entonces era el director del Departamento de Bioquímica y Nutrición en el Virginia Tech, le invitó a participar en 1967 en un programa que consistía en “educar a las madres” en Filipinas.

Cacahuetes, aflatoxina y cáncer de hígado

El autor se encontró en un vuelo con un antiguo colega del MIT, el profesor Paul Newberne, que se había dedicado a estudiar el papel de la nutrición en relación con el desarrollo del cáncer. Este rechazó categóricamente los resultados de dicho informe y afirmó que lo contrario tenía que ser cierto.

Nos explica a continuación que las “pruebas científicas” tienen diferentes efectos según se trate de la física, la medicina o la investigación de la salud (enlace en alemán).

Pruebas científicas

En "El Estudio de China" hay más de 8'000 correlaciones estadísticamente significativas. La significación estadística resulta de gran importancia. Cuando una investigación demuestra con un 95 % de probabilidades que los resultados obtenidos no se deben al azar, entonces el hallazgo es estadísticamente significativo. Con un 99 % de probabilidades se considera estadísticamente muy significativo. Conocer los mecanismos de acción refuerza la evidencia. De este modo, los resultados de otras investigaciones pueden incrementar o disminuir la fiabilidad de un hallazgo. Los meta-análisis obtenidos de múltiples estudios consiguen un incremento potencial de la seguridad.

Los mayores peligros se encuentran en las proteínas animales,carne, huevos, productos lácteos, pasta© CC-by 2.0, Fundación Salud y Alimentación Suiza, Wikipedia, Evan Amos

2.3. Detener el desarrollo del cáncer (p. 47)

El autor describe mediante el caso del Alar –un regulador del crecimiento (enlace en alemán) con el que antes se pulverizaba los cultivos– la reacción de pánico de los norteamericanos ante las sustancias cancerígenas. A continuación enumera otros carcinógenos como el DDT, los nitritos o los edulcorantes artificiales.

Cómo surgen este tipo de publicaciones científicas

Campbell pasa a explicar las tres etapas del cáncer (carcinogénesis): inicio (también en la peroxidación lipídica), desarrollo y propagación (metástasis). Los cuatro pasos de la etapa inicial del cáncer nos los muestra mediante una ilustración muy clarificadora. La aflatoxina se introduce en la célula hepática. Esta es metabolizada por una enzima que la convierte en un producto peligroso y ataca el ADN de la célula formando complejos de carcinógenos-ADN. En la mayoría de los casos, los aductos carcinógenos del ácido desoxirribonucleico (ADN) se reparan, pero si no sucede así las células mutadas comienzan a multiplicarse.

El objetivo de uno de sus ensayos consistía en estudiar la enzima MFO (enlace en inglés), oxidasa de función mixta, que es una enzima muy compleja capaz de metabolizar diferentes sustancias químicas como catalizadora. Paradójicamente, ayuda tanto a desintoxicar como a activar la aflatoxina en metabolitos de aflatoxina. La mera modificación de la cantidad de proteínas ingerida transforma considerablemente la actividad enzimática (actividad catalizadora).

Una menor ingesta de proteínas reducía de manera notoria la formación inicial de un tumor

Un 10 % de proteínas es una cifra considerablemente superior a la cantidad que necesita un ser humano, pero este porcentaje cubre también todas las excepciones que pueden darse de un individuo a otro. Por encima de un 10 %, los efectos son perjudiciales.

Sin embargo, los norteamericanos consumen entre un 15 y un 16 % de proteínas. Por ejemplo, un filete de costilla "T-bone" o "Porterhouse" de 45 g contiene alrededor de 13 g de proteínas.

T-bone steak en comparación con Porterhouse Steak© CC-by 2.0, Fundación Salud y Alimentación Suiza, Wikipedia, Thiago R. Ramos

Después de estos hallazgos, Campbell encargó a David Schulsinger que investigara si la proteína vegetal producía los mismos efectos. No: la proteína de origen vegetal no favorece el cáncer, en cambio la proteína de la leche de vaca sí lo hace.

Evidencias experimentales

La conclusión de estos estudios fue que los nutrientes incluidos en los alimentos de origen animal aumentaban el desarrollo del tumor mientras que los nutrientes de los de origen vegetal reducían su evolución. Otros equipos de científicos llegaron a idénticos resultados en sus investigaciones sobre la relación entre cáncer de mama y diferentes carcinógenos. (P. 74).

2.4. Lecciones de China (p. 76)

En 1973, al primer ministro de China, Zhou Enlai (1898-1976), le fue diagnosticado un cáncer. En esta tesitura decidió poner en marcha un estudio a nivel nacional sobre la incidencia de 12 tipos diferentes de cáncer en más de 2.400 condados chinos y 880 millones (96 %) de sus habitantes. Se trataba del proyecto biomédico más ambicioso jamás realizado, en el que participaron 650'000 personas. El resultado final fue un atlas que mostraba enormes diferencias en relación con el cáncer según las regiones y los estilos de vida. En algunas zonas existían índices de cáncer 100 veces superiores a los que se daban en otras regiones. En los Estados Unidos la relación es solamente de 1 a 3 según los estados. En cifras totales, la incidencia del cáncer en China era considerablemente menor que en los Estados Unidos.

El Estudio de China marcaba un hito

Plato de arroz al curry y hojas de pata de ganso en comparación con el oeste© CC-by 2.0, Fundación Salud y Alimentación Suiza, Wikipedia, Xufanc

Campbell escribe lo siguiente:

Jamás he pretendido gozar de buena salud con la esperanza de ser inmortal. Tener buena salud significa ser capaz de disfrutar plenamente del tiempo que disponemos. Quiere decir gozar del mejor estado posible a lo largo de nuestra vida y evitar penosas y prolongadas batallas con la enfermedad. (P. 83).

Al cotejar los motivos de fallecimientos –realizando comparaciones estandarizadas por edad– entre países industrializados y no industrializados, se observa que las cardiopatías coronarias y el cáncer de mama son más frecuentes en Occidente. Estas “enfermedades occidentales” son las que el autor denomina enfermedades derivadas de la extravagancia nutricional.

Colesterol
Cáncer de mama y menarquia precoz

A continuación, Campbell hace hincapié en la importancia de la fibra alimentaria. La fibra se encuentra exclusivamente en los alimentos de origen vegetal y se compone de complejas moléculas de hidratos de carbono. Algunas tienen la propiedad de extraer agua del organismo y recogen las sustancias químicas perjudiciales como si fuesen un papel adhesivo. Asimismo, disminuyen la densidad calórica de nuestra alimentación y generan una sensación de saciedad.

Las ventajas de la fibra en la dieta

Campbell pasa a comentar el significado de la amplia gama de colores de las frutas y verduras. Estos colores se deben a los antioxidantes y son de enorme importancia para nuestra salud. El autor presenta y explica, de una forma muy sencilla, las relaciones y las causas de que las plantas posean una elevada cantidad de antioxidantes, así como los efectos que producen sobre nosotros.

Consumo de fruta y "la crisis de Atkins"

El problema a la hora de estudiar el volumen corporal es también la existencia de la malnutrición extrema, la variedad alimenticia insuficiente, la falta de calidad de los alimentos, las enfermedades parasitarias, las enfermedades infantiles y la tuberculosis. Todo esto se produce cuando las condiciones del sistema sanitario de un país son deficientes.

En El Estudio de China se observó una infección crónica del virus de la hepatitis B (VBH). En algunas regiones, la mitad de la población estaba afectada por este virus, en comparación con el 0,2 – 0,3 % de la población norteamericana. Los índices de cáncer de hígado también eran muy elevados. Esto sucedía en las regiones con mayor consumo de caseína o de carne, ¡al igual que en los ensayos realizados sobre animales!

La conclusión es la siguiente: La caseína y muy probablemente todas las proteínas animales pueden ser las sustancias cancerígenas más importantes que consumimos. (P. 116).

Importante afirmación

Enfermedades asociadas al bienestar económico

En esta segunda parte del libro descubrimos datos específicos sobre algunas de las diferentes enfermedades de la civilización, también denominadas enfermedades del estilo de vida o del progreso. Se refieren a las enfermedades que se desencadenan en los países industrializados debido al estilo de vida, a los comportamientos y a los factores medioambientales. Las conquistas de la civilización, es decir, la mejora en la higiene, el progreso de la medicina en la prevención de las enfermedades (p. ej. vacunaciones) y en las terapias (p. ej. tratamientos antibióticos), así como un acceso seguro a la alimentación, son el aspecto positivo de la civilización actual en relación con la salud.

2.5. Corazones rotos (p. 127)

Campbell nos recuerda que cada día 3'000 estadounidenses sufren un ataque cardíaco, casi el mismo número de personas que fallecieron en los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en el World Trade Center, WTC, (p. 127).

Enfermedades cardíacas

Posteriormente, Campbell presenta datos del importante "Estudio del corazón de Framingham". Los investigadores observaron que en los hombres con niveles de colesterol superiores a 244 mg/dl la incidencia de la enfermedad cardíaca coronaria era más de tres veces superior que en los casos con niveles inferiores a 210 mg/dl.

Los hombres con niveles de colesterol > 244 mg / dl tienen tres veces más ataques al corazon© CC0, Wikipedia, Jakov/Yaddah, Wikipedia

Colesterol y enfermedades cardíacas

El resultado de diferentes estudios refleja que consumir proteínas vegetales es aún más eficaz para reducir los niveles de colesterol que disminuir la ingesta de alimentos ricos en grasa o en colesterol.

La batalla entre los defensores del estatus quo y los defensores de la prevención mediante un mayor conocimiento de los efectos de la alimentación continúa. Se sigue utilizando la cirugía y los medicamentos. Evidentemente son necesarios, pero ¿y la prevención? Durante decenas de años, el “establishment” no sólo no ha aplicado los nuevos hallazgos en el campo de la nutrición, sino que además los ha negado.

Nuevos hallazgos en el campo de la nutrición

Campbell señala que el 35 % de los infartos se producen en los Estados Unidos en personas con unos índices de colesterol entre los 150 y 200 mg/dl. Esto significa, por otro lado, que el 65 % de los pacientes presenta unos valores superiores a 200 mg/dl, es decir, que sobrepasan los 5,2 mmol/l. Un nivel de colesterol realmente seguro se situaría por debajo de los 150 mg/dl ó 3,9 mmol/l. Las grasas no deben suponer tampoco más del 10 % de la ingesta total de calorías.

2.6. La obesidad (p. 154)

El siguiente problema de nuestra forma de alimentación occidental es el aumento de peso. Para un IMC superior a 25 se habla de sobrepeso y cuando es superior a 30 de obesidad. En los Estados Unidos, aproximadamente un 15 % de los niños y jóvenes entre los 6 y los 19 años tienen sobrepeso y otro 15 % corre el riesgo de padecer este problema.

Campbell describe las consecuencias entre los adultos. Igualmente indica que el coste de los tratamientos ascendió en el año 1999 a 70'000 millones de dólares y en el año 2000 a 100'000 millones. En estos importes no se incluyen los 30'000-40'000 millones de dólares destinados a la prevención.

Los vegetarianos y los veganos pesaban de media entre 3 y 14 kilos menos

El autor indica lo siguiente: Algunos se hacen vegetarianos, pero reemplazan la carne por productos lácteos, aceites añadidos y carbohidratos refinados, incluyendo pasta hecha con cereales refinados, golosinas y pasteles. A dichas personas las denomino “vegetarianos de comida basura”, porque su dieta no es nutritiva ni equilibrada. (P. 159).

En este contexto menciona también la actividad física regular. Además, en relación con la termogénesis, es decir, la producción de calor corporal, resalta que el metabolismo de los vegetarianos quema más calorías en estado de reposo. En cambio, no comenta nada sobre el consumo de energía durante la digestión de quienes practican una dieta vegetariana de forma natural.

2.7. La diabetes (p. 165)

Un gráfico de H. P. Himsworth nos ilustra las diferencias entre las distintas dietas y los fallecimientos debidos a la diabetes en varios países y hacia el año 1925, cuando aún no existían los medios actuales. Se demuestra claramente que cuanto mayor es la ingesta de carbohidratos, menos grasas se consumen, y el número de muertes por diabetes se desploma desde un valor de 20,4 hasta 2,9 por cada 100'000 personas.

Diabetes de tipo 1 y diabetes de tipo 2

Campbell menciona varios estudios que apuntan en la misma dirección:

Con un menor consumo de alimentos de origen animal hay una menor incidencia de la diabetes.

Se trata de una consecuencia difícil de admitir. Las investigaciones realizadas en Inglaterra y Gales, durante los años de la guerra y justo después, es decir, de 1940 a 1950, mostraron el mismo patrón: un descenso radical del consumo de productos de origen animal y una reducción paralela de la incidencia de la diabetes.

Investigaciones intervencionistas

Repollo de mostaza, rico en vitaminas y espinacas con champiñones y tofu© CC-by 2.0, Fundación Salud y Alimentación Suiza, Wikipedia, Magnus Manske, ProkenSphere

2.8. Los tipos más comunes de cáncer: cáncer de mama, de próstata y de intestino grueso (colon y recto) (p. 177)

Campbell se centra en primer lugar en el cáncer de mama y menciona los factores genéticos de riesgo BRCA-1 y BRCA-2, así como la influencia mayor de los factores relacionados con el estilo de vida. Señala que puede ocurrir que una detección temprana de la enfermedad lleve a un incremento de la esperanza de vida solamente porque el cáncer se ha descubierto antes.

Indica la existencia de algunos estudios que defienden que la aplicación del fármaco antiestrógenos "TAM" puede disminuir la aparición del cáncer de mama. En cambio, las investigaciones europeas han rechazado que el "TAM pueda presentar beneficios estadísticamente significativos y, por el contrario, mencionan incluso riesgos de derrame cerebral, cáncer uterino, cataratas, trombosis y tromboembolismo pulmonar.

Cuestiones relacionadas con el riesgo de padecer cáncer de mama

Por otro lado, se sabe desde hace tiempo que la incidencia de cáncer colorrectal, que incluye el de colon y el de recto, varía considerablemente entre los distintos países. Antes se consideraba que las razones eran las diferencias genéticas. Ahora, la ciencia reconoce que el estilo de vida es crucial. "El Estudio de China" también lo demuestra claramente.

La gran relación existente entre el cáncer colorrectal y el consumo de carne

El autor recomienda someterse a colonoscopias a partir de los 50 años de edad y en pacientes con riesgo a partir de los 40 años, con una frecuencia de una colonoscopia cada cinco o diez años. La predisposición genética de padecer un cáncer colorrectal es de un 1-3 %, sin embargo tiende a manifestarse más en unas familias que en otras, que es también donde se dan hábitos alimenticios similares.

En relación con el cáncer de próstata, el autor explica que aproximadamente la mitad de los hombres mayores de 70 años lo padecen de forma latente. Sin embargo, solamente un 7 % de los pacientes a los que se les diagnostica un cáncer fallecen en el plazo de cinco años.

Los hombres con mayores niveles de consumo de productos lácteos tenían un riesgo multiplicado por cuatro de sufrir metástasis o un cáncer de próstata

El autor concluye mencionando lo siguiente: La enorme cantidad de profesionales de la nutrición, investigadores y médicos que existe o bien no ha tomado conciencia de esta evidencia o se niega a compartirla. Debido a estas fallas… se priva a las personas de una información que podría salvarles la vida.

2.9. Las enfermedades autoinmunes (p. 207)

En las enfermedades autoinmunes es el propio cuerpo el que se ataca a sí mismo de forma sistemática. Son enfermedades difíciles de tratar y que tienen como consecuencia una pérdida progresiva de las funciones físicas y mentales. Enumera 17 enfermedades autoinmunes, entre estas, la esclerosis múltiple (EM), la diabetes de tipo 1, la artritis reumatoide, las enfermedades del tiroides (como la enfermedad de Graves-Basedow), el vitíligo (despigmentación de la piel), la anemia perniciosa como consecuencia de una gastritis de tipo A, etc.

El autor compara nuestro sistema inmunitario con una red militar, no con un órgano del cuerpo, y explica cuáles son las diferentes células que actúan y su funcionamiento. En la médula ósea se producen células madre que liberan glóbulos blancos (leucocitos), denominados linfocitos B (de “bones”, huesos). Otras células inmaduras se desplazan a la glándula timo en donde se convierten en células especializadas según sea preciso. Estas se denominan linfocitos T. Los invasores extraños son moléculas de proteína llamadas antígenos, p. ej., virus o bacterias. El cuerpo crea una “imagen especular” que es capaz de adecuarse perfectamente al antígeno y destruirlo. Esta imagen o molde es un receptor celular.

Durante el proceso de la digestión, por ejemplo, algunas proteínas pasan del intestino al flujo sanguíneo sin haber sido completamente descompuestas en sus fracciones de aminoácidos”. (…) “La leche de vaca es uno de los alimentos que contienen muchas de las proteínas extrañas que se asemejan a nuestras propias proteínas. (P. 211).

La diabetes de tipo 1
La esclerosis múltiple

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