Cobre, Cu

Origen:

El cobre está muy extendido y se encuentra, por ejemplo, en cacao en polvo (3,7 mg/100 g), harina de soja (3,0), avellanas (1,7), setas (1,5), mijo (1), sémola de trigo duro (0,6) y harina integral (0,2-0,6). El contenido de cobre en la leche materna es bajo. Por lo tanto, los recién nacidos tienen niveles muy elevados de cobre en el hígado, que funciona como almacén de cobre durante el periodo lactante.¹

Pérdidas durante el almacenamiento y la preparación:

Apenas hay pérdida de minerales. En los alimentos vegetales, los fitatos pueden tener un efecto inhibidor de la absorción del cobre.³ El remojo, la germinación y la fermentación de los cereales y las legumbres activan la enzima fitasa, que descompone el fitato y mejora así la disponibilidad del cobre.

Alimentación y salud:

El cobre es un metal pesado y semiprecioso, así como un oligoelemento esencial para el organismo humano. El cobre cumple una serie de funciones en el cuerpo humano. Contribuye al mantenimiento normal del tejido conjuntivo y al funcionamiento del sistema inmunitario. El cobre también actúa como antioxidante en el metabolismo energético, en el sistema nervioso y al transportar hierro. El nombre latino cuprum deriva de cyprium «mineral de la isla griega de Chipre», donde se extraía el cobre en la antigüedad.

Necesidades diarias a largo plazo:

No se conoce con seguridad la cantidad diaria necesaria exacta. Se estima que la ingesta adecuada se encuentra entre 1 y 1,5 mg por día. La ingesta real de un adulto con una dieta occidental es de aproximadamente 2 mg por día.¹

Síntomas de deficiencia:

Los síntomas de deficiencia solo son evidentes en condiciones extremas (enfermedades intestinales y renales, nutrición parenteral, nutrición de lactantes con leche de vaca). Los síntomas son anemia, inmunodeficiencia, anormalidades en el esqueléto, anormalidades en los vasos sanguíneos y despigmentación.³

Sobredosis:

La excreción a través de la bilis es la forma más importante de conseguir equilibrar los niveles de cobre. Cuando el cuerpo absorbe grandes cantidades de cobre, lo excreta a través de la bilis.¹ Un exceso de cobre provoca artritis y otras inflamaciones de las vías respiratorias y digestivas, también puede potenciar el riesgo de hipertensión y de trastornos del metabolismo hepático. Además, un aumento de los niveles de cobre causa un aumento de la formación de radicales libres y, por lo tanto, puede causar depresión y trastornos nerviosos. Los síntomas provocados por la enfermedad de Wilson, una enfermedad hereditaria, son similares. En este caso, la función de las proteínas transportadoras de cobre se ve alterada, lo que dificulta su excreción. Hay varias fuentes en el entorno que pueden provocar una intoxicación por cobre en caso de exposición prolongada. Esto puede deberse, por ejemplo, a un aumento del cobre en el agua del grifo debido al uso de tuberías viejas o a los fungicidas y plaguicidas que contienen cobre utilizados en la agricultura.

Funciones en el organismo:

• Hematopoyesis: la ceruloplasmina, la proteína transportadora de cobre más importante, participa en la oxidación del hierro (Fe²⁺-> Fe³⁺). Solo entonces, la proteína transportadora de transferrina puede unir el hierro trivalente y llevarlo al lugar de síntesis de la hemoglobina.¹
• Enzimas del sistema antioxidante endógeno: el cobre es parte de las encimas, tales como el citocromo c oxidasa o el superóxido dismutasa. El citocromo c oxidasa se encarga de que las reacciones de oxígeno a agua se produzcan sin problemas en la cadena respiratoria. Si no es así, se produce un aumento del superóxido, un radical de oxígeno. El superóxido dismutasa puede neutralizar el superóxido.¹
• Metabolismo de los pigmentos: el cobre participa en la formación de melanina en forma de enzima tirosinasa. La melanina es un pigmento responsable del color de la piel y el pelo que protege contra la radiación UV.⁶
• Esqueleto y tejido conjuntivo: el cobre participa en la enzima lisil oxidasa, que entrelaza las dos proteínas del tejido conectivo, el colágeno y la elastina. Esto aporta estructura y elasticidad a los huesos, ligamentos, cartílagos y vasos sanguíneos.⁶
• Sistema nervioso central: el cobre está presente en la formación de capas de mielina protectoras alrededor de las fibras nerviosas.⁶

Absorción y metabolismo:

La tasa de absorción depende del alimento. Las concentraciones altas de fibra, hierro, zinc, fósforo, cadmio, sulfuro y ácido fítico reducen la absorción de cobre. La vitamina C, los ácidos orgánicos y los aminoácidos favorecen la absorción al reducir el Cu²⁺ en Cu⁺. En general, las tasas de absorción son altas y se encuentran entre el 55 y el 75 %. La absorción se produce principalmente en el intestino delgado.

En concentraciones bajas, los mecanismos de transporte activos aumentan la absorción y la excreción (a través de la bilis) disminuye. En concentraciones altas, la absorción se produce principalmente por difusión pasiva y la excreción aumenta.³

Almacenamiento, uso y pérdidas:

El cuerpo absorbe el cobre rápidamente y también lo excreta rápidamente.³ Las reservas del cuerpo almacenan entre 80 y 100 mg. El cobre se almacena en el esqueleto (40 %), los músculos (24 %),⁵ el hígado (15 %), el cerebro (10 %) y la sangre.³ La ceruloplasmina lleva a cabo la mayor parte del transporte en la sangre. Esta proteína desempeña un papel importante en el metabolismo férrico.⁵

Estructura:

El cobre se une en gran medida a las proteínas de los alimentos y del organismo. Las proteínas transportadoras reducen el cobre de Cu²⁺ a Cu⁺ antes de su absorción en el intestino delgado.

Bibliografía: